lunes, 20 de diciembre de 2010

No Soy Feminista

No Soy Feminista, creo que ni siquiera soy consiente de cuantos derechos poseo como persona, como ser humano libre que vive en democracia. Soy Consiente, sí, de los derechos básicos que poseo como ciudadano de la republica Argentina y de algunos derechos que conquistaron las mujeres mas grandes que yo y las que ya no están en este mundo.
Soy Consiente de que debo mucho a las generaciones pasadas y Soy Consiente de que mi generación debe seguir luchando con los tacones bien puestos o las zapatillas bien atadas, con las polleras sin arrugas o con los pantalones bien puestos, con la camisa de bolados o con la musculosa exhibiendo la piel, con aros y tatuajes o sin ellos pero de cualquier forma, sea cual sea, la condición social de quien adquiera este compromiso con las generaciones futuras lo importante es que lo cumpla para que nadie vuelva a pasar por un aborto ilegal, uno de tantos sometimientos que las mujeres en general deben aceptar inclinando la cabeza dócilmente para que la sociedad, algunos hombres y, si, algunas mujeres continúen por la vida de forma normal, saludable y apacible.
Vuelvo a repetir, No Soy Feminista. No estoy segura de que signifique serlo pero me da miedo por que suena como otra palabra bastante fuerte como lo es el machismo. ¿No se supone que todos somos iguales ante los ojos de Dios y ante la ley? ¿No se supone que deberíamos seguir adelante en el camino de la vida juntos sin ningún tipo de rivalidad? Me confunde que algunas mujeres hablen de la violencia contra las mujeres y no hablen de la integración de las mujeres con los hombres o viceversa, los hombres con las mujeres. No me malinterpreten, no estoy contra el feminismo, al fin y al cabo es un tipo de pensamiento y si se quiere una forma de vida y creo que cada cual hace con su culo un florero si así lo prefiere.
En realidad no Soy nada mas que una Mina que Escribe de ves en cuando aquello que piensa sin ánimos de ofender a nadie mas que a los déspotas, a los que hablan por que respirar todavía es gratis y después no se atienen a las consecuencias escudándose detrás de alguien mas, a los moralmente correctos que en realidad no son mas que unos hipócritas, definitivamente a algún político coimero que le importa solo su propio bolsillo sin mirar a quien pisa en el proceso y por que no a toda la Santa Iglesia, desde el papa hasta el mas pequeño cura que no se de cuenta de cómo las boludeses que dicen afectan a muchos devotos, o mejor dicho, las hijaputeses que hacen algunos y otros tapan. Soy Consiente de que no en todos lados hay personas que son malas pero también Soy Consiente de que esas personas en estos tiempos están en vías de extinción o que los atrapan para ponerlos en cautiverio como un animal malvado que no quiere a nadie, ni a su propia madre, y de paso, si hay tiempo, y por que no, pervertido.
No Soy Feminista y aunque me de miedo esa palabra que se puede convertir en verbo como es el aborto, Se que debe ser permitido para que nadie pierda a una abuela antes de nacer, una madre a la que después recordara apenas como un mueble mas, una hermana sin hermanos, una esposa a la que… ¿se amaba?, una amiga que no existió, a una hija que se abandono… para que no le pase a nadie mas como a ella.
El aborto se tiene que aprobar ahora para que después no lo aprueben por que se dieron cuenta tarde de que inclusive algunas mujeres poderosas o hijas de poderosos morían por estas cosas, cuando miles de mujeres ya hallan muerto antes.
Digo que le tengo miedo, que no me gusta, por que se que se puede evitarse de muchas maneras en el mayor números de casos pero hasta entonces se debe luchar sin bajar los brazos, sin desfallecer y en caso de comenzar a sentir cansancio detenerse descansar y volverse a levantar para seguir luchando.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El tren se acerca Parte 4

Era el año 1973 y Doña Leoncia descubrió su pasión por el catolicismo, al mismo tiempo el oficial Díscolo se marcho de la casa para no volver más. Pronto la casa se lleno de estatuillas de santos, cuadros de ángeles e imágenes de la Virgen y un olor terriblemente sofocante de incienso. Para esa fecha las primas tenían 15 años.
Un día Doña Alcira y Anabela realizaron todas las tareas de la casa y de la tienda para poder ir a visitar a Carlota. Cuando estaban a unos metros de la entrada de la casa escucharon gritos cargados de odio, ninguna de las dos tuvo dudas de que la persona que los profería era Doña Leoncia. Corrieron hasta la casa y entraron rápidamente, la puerta de la casa estaba abierta de par en par y varios vecinos estaban asomados escuchando el escándalo.
Momentos antes de que Doña Alcira y su hija llegaran Carlota se había sentido mal, cuando se dio cuenta, un hilo de sangre le corría por una de sus piernas, fue asustada a decirle a su madre, que había vuelto a la casa para buscar algo, la mujer no le dio tiempo a que dijera nada simplemente comenzó a golpearla mientras que le gritaba por estar manchando el piso. La muchacha quedo inconsciente.
Después de que Doña Alcira lograra detener a su hermana comenzaron a gritarse furiosas mientras que Anabela se inclinaba sobre su prima para llevarla en brazos al baño para curarla. Nadie hubiera puesto en duda que ella con sus 90 kilos no podría cargar a Carlota que apenas pesaba la mitad.
En esos últimos años los cuidados que Doña Alcira le daba a su angelito la habían convertido en una muchacha gordita pero de músculos firmes, aunque probablemente aquella figura redonda que tenía se debiera a su todavía corta estatura, detalles que pasaban de ser percibidos en cuanto ella sonreía. Doña Leoncia por el contrario casi no llevaba comida a su casa por lo que su hija únicamente contaba con la ayuda que le podía dar su tía que iba cada 2 días.
Cuando Carlota despertó le conto a Anabela lo ocurrido, ella no podía creer lo que escuchaba, mucho menos que se estuviese echando la culpa de lo sucedido. Creía que su madre había echo bien en castigarla por ensuciar el piso. Después de aquello las 2 hermanas no se volvieron a hablar. Doña Leoncia comenzó a pasar cada vez menos tiempo en su casa, solo iba a dormir, a comer, bañarse y cambiarse de ropa, por que si le quedaba un ratito libre entre trabajo y trabajo siempre se los arreglaba para conseguir hacer algo extra pero tampoco Carlota pasaba mucho tiempo en la casa, después del incidente comenzó a ir mas seguido a la casa de su tía. Al cumplir 18 años ambas primas comenzaron a trabajar en la tienda de ropa de Doña Alcira, para ese momento Carlota había ganado un poco de peso también había dejado de lado su obsesión por la limpieza. Anabela por otro lado creció unos centímetros, así sus 90 kilos se distribuyeron mejor en su cuerpo dándole una figura con mas curvas.
En todos esos años las hermanas no tuvieron que verse por que Carlota estaba bajo el cuidado de su tía y a su madre no le importaba lo que hiciera ninguno de ellos.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Anécdota

Estando en el puesto de diarios donde trabajo, en San Isidro, y sin nada que hacer a veces me quedo mirando a la gente que pasa, esos momentos son cuando no pasa nada, o sea, no viene nadie. A veces es diferente, puedo estar ocupadísima atendiendo sin parar a una persona detrás de otra o tener que soportar a los locos que vienen a molestar. 
Creo que los locos se dividen en 3 categorías; los que realmente no están cuerdos, los que directamente son mala onda y los que tuvieron un mal día. Para los que tienen el ojo entrenado es fácil verlos ni bien se detienen delante de las revistas exhibidas, uno ya se da cuenta con que intenciones viene cada persona, sin embargo, aun para aquellas personas con experiencia a veces es difícil distinguir a una persona con problemas mentales, salvo que los delate la apariencia (ropa en mal estado y sucios), por que son personas que creen lo que dicen o piensan y no es un estado pasajero lo que tienen. 
Me ocurrió un viernes, era cerca del medio día, estaba ocupada en lo mío, cuando levante la mirada ahí estaba, mirando las revistas de decoración, continúe en lo mío pero mirando la de vez en cuando. Era una mina que estaría alrededor de los 35, la escuche quejar se del precio que tenían las revistas y que por dicho motivo tendría que llevar una que no le gustaba mucho pero que era barata. Se acerco a donde estaba sentada y se quejo de que la revista tenía tierra, yo la agarre y la pase boca abajo sobre los diarios para quitarle la tierra y me mira ofendida preguntándome si tenia que hacer lo mismo con sus manos ¿que por que no le ofrecía un trapo para limpiarse las manos? Debo admitir que casi dejo escapar una sonrisa como diciendo “hace lo” pero le di la servilleta que deja mi jefa en el puesto pero que no suelo usar por que esta mas sucia que las revistas. Se limpia las manos y antes de irse ofendida me dice que soy re vulgar. Antes de que se aleje demasiado y agradeciendo que el ruido de los autos se detuvo por escasos minutos le dije en voz muy alta y con la mejor onda posible “¡Gracias señora, que tenga un buen día!” 
Me dejo con un mal gusto en la boca esa estúpida. Intente calmar me pero fue difícil, creo que habré tardado como una hora en poder volver a estar tranquila. Cuando por fin pude lograrlo apareció la 2° loca. 
Esta parecía normal (con mal gusto para vestirse), hablaba en vos baja, al principio me costo escucharla no solo por los colectivos sino porque creo que me estoy quedando sorda de tanto 60 que pasa. 
- Disculpa ¿conoces una tienda que venda carteras? 
Yo pensé automáticamente en una que estaba a una cuadra de la estación 
- Si, llegas hasta la esquina cruzas para enfrente y agarras derecho por la principal, pasando la estación, en la primer esquina hay un lugar donde venden carteras 
- Estoy buscando un lugar que vende carteras y también ropa 
- ¿No sabes la dirección? 
- No, lo vi en una foto en el face book de mi novio 
Lo único que pensé después que me dijo eso fue que el novio la engañaba, yo todavía no me daba cuenta de nada 
- Mira, te conviene probar por la calle principal, por acá, en la avenida, solo vas a encontrar locales que venden electrodomésticos 
- No, no, es un lugar que tiene las carteras en un estante sobre la ropa que esta colgada en perchas 
- Como te decía antes – esto se lo dije un poco irritada por que me molesta mucho que la gente no preste atención cuando le estoy explicando algo – proba por Belgrano que es la calle principal, sino tenes una dirección no te puedo ayudar 
- Si le pregunto a mi novio se va a hacer el boludo y no me va a contestar – esto lo dijo para si misma sin prestarme atención – ¿vos sabes si los empleados se pueden sacar fotos dentro de las tiendas? – 
Cuando me pregunto eso yo seguía sin darme cuenta, solo la considere como una mina medio densa 
- Como poder pueden pero si los agarra el encargado se meten en problemas 
- No sabes los problemas que le voy a armar yo – lo volvió a decir para ella sin prestarme atención – no conoces una tienda que venda carteras y ropa? tiene que ser acá o en San Fernando 
En ese momento fue cuando caí,  la mina no estaba bien y si no me la sacaba de en sima rápido me iba a taladrar la cabeza por que seguía con su discurso que cada vez tomaba mas impulso, de repente se callo y se fue, la seguí con la mirada y la vi que se cruzaba con la hija de la dueña de la lencería que esta a mitad de cuadra, Clara, la flaca venia a devolverme una revista que le había prestado 
- ¿La conoces a esa mina? – me pregunto Clara
- No, vino a preguntarme por una tienda que vende carteras y ropa - le conteste yo 
- ¿Acá o en San Fernando? 
Me quede mirando la 
- ¿Como sabes? - le pregunte con una sonrisa 
- Estuvo ayer y antes de ayer en la tienda y me dijo que el novio quería poner una tienda de lencería, ella quería ayudarlo y quería saber como hacia para ponerla, acá en o en San Fernando, una pesada, no me la podía sacar de en sima, yo tenia que atender y ella seguía delirando con el novio 
Le conté la charla que había tenido con la loca y lo bien que me había caído después de la amarga anterior pero a Clara se ve que la había molestado bastante las dos veces que se la banco en la tienda por que no le causo ninguna gracia mi anécdota, solo deseo no volver a verla mas a la trastornadita, como la llamó, y continuo con su camino.
Al final con locura y todo la mina me había logrado quitar el mal sabor de boca que me había dejado la anterior, a pesar de que en un momento había logrado irritar me un poco solo fue por que creí que estaba cuerda y al pedo. Estas son algunas de las cosas que pasan cuando trabajas en un puesto de diarios.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El tren se acerca Parte 3

La madre la golpeaba con un cinto y luego la enviaba a dormir sin cenar, este castigo era impuesto también cuando la pequeña era descubierta hablando sola o cada vez que se creyera oportuna la medida.
Con los años la amargura de Doña Leoncia fue creciendo sin pausas y silenciosamente, el desinterés de su esposo por “los asuntos de la casa”, como él los llamaba, también fueron creciendo, pronto comenzó a ir cada vez menos a su hogar buscando más trabajo que hacer en la comisaria.
Cada vez que Doña Alcira y Don Enrique tenían un momento pasaban juntos o cada uno por su lado a ver a su sobrina que pasaba grandes horas del día sola en su casa. Doña Leoncia había dejado de trabajar en la tienda a partir del momento en el que su hermana menor se había vuelto la dueña, solía trabajar limpiando casas y cociendo para afuera. En una o dos ocasiones los tíos encontraron a Carlota en compañía de un joven de veintitantos años, el muchacho había dicho a los tíos de la pequeña que la señora, la madre de Carlota le había pedido que cuidara de ella mientras que no estaba, también conto que se había mudado hacia poco al barrio, exactamente a dos cuadras pero no supo que mas decir. Por lo general cuando lo descubrían en la casa no hacia falta que le dijeran que se fuera, bastaba una mirada fría para que el chico se disculpara y saliera corriendo de la casa. Los tíos se preocuparon un poco por esta situación pero como vieron que la niña parecía estar bien, que lo único que parecía estar en peligro era lo que estaba en la alacena o en la heladera y que el joven desapareció al cabo de un año, no se molestaron en averiguar ni decir nada a nadie mucho menos a Doña Leoncia por que sabían que la mujer castigaría severamente a la pequeña.
Para cuando ambas primas cumplieron 10 años la cantidad de moretones que Doña Alcira encontraba en el cuerpo de Carlota, comenzaba a preocuparla. Aun así lo que más preocupación le daba era la actitud de la niña.
Ella nunca recordaba como se había golpeado, demostraba tener una excesiva pulcritud para la limpieza, siempre estaba sonriendo y les contaba a menudo a sus tíos que la habían visitado sus amigos pero para ellos aquello parecía un poco irreal por que sabían que su sobrina permanecía todo el tiempo en la casa cuando no estaba en el colegio.
Cuando Anabela cumplió los 12 años su cuerpo cambio y su mamá le explico los secretos de ser mujer. Luego de aquello Doña Alcira creyó conveniente hablar con su sobrina, solo por si las dudas. Un día le pregunto a Carlota si su madre le había hablado de aquellos secretos, la niña le respondió que desde pequeña conocía todos los asuntos relacionados con ser mujer. La respuesta no dejo muy satisfecha a Doña Alcira pero pensó que siempre podría ayudar a sobrina especial. 

martes, 26 de octubre de 2010

Epilepsia

Pedro es el segundo hijo de José y Alsira, su hermano mayor se llama José Manuel o Mel como solían llamar lo afectuosamente sus padres. Ambos hoy en día están cerca de los 70 años. 20 años menor Luis es el 3° hermano. 
A medida que Mel crecía se notaba su inteligencia y carisma pero no su secreta habilidad para manipular a sus padres o la gente que lo rodeaba, Pedro por otro lado no demostraba nada más que una notoria capacidad para distraerse fácilmente.
Cuando Pedro cumplió los 10 años le regalaron un piano por que para ese entonces un medico ya lo había revisado y como no había encontrado ningún problema dijo que no debía ser nada grave, que seguramente mejoraría si aprendía a tocar un instrumento. El muchacho andaba bien al principio a pesar de que le costaba un poco, independientemente de todo, el niño, debía practicar todas las tardes, cuando él terminaba su tarea José se sentaba en una silla que ponía detrás de su hijo para escucharlo practicar teniendo una varilla en las manos, cada vez que Pedro se equivocaba recibía un golpe.
Pedrito tenía 16 y continuaba practicando todas las tardes sin que José se diera cuenta de lo poco que le gustaba a su hijo el piano. Por aquella fecha Mel termino la secundaria con las mejores notas y se disponía a ingresar a la facultad pero más importante que todo eso fue el nacimiento del 3° hijo de la pareja, Luis.
Mientras que Mel solo estudiaba Pedrito estudiaba, trabajaba y, la más importante de todas sus responsabilidades, practicaba sus lecciones de piano, lo que significaba que debía aprender todas las piezas clásicas de los grandes maestros. Un día en medio de una lección se detuvo de improviso, su padre lo golpeo con la varilla sin obtener respuesta por lo que volvió a golpearlo, nada.
Cuando José se levanto violentamente de su asiento Pedrito reacciono, miro a su padre e intento pedirle disculpas por haber dejado de tocar alegando que no sabia que era lo que le había pasado pero era tarde, su padre ya estaba sobre él dando le una paliza. Este tipo de episodios se repitió con cierta frecuencia.
El padre había comenzado a pensar que su hijo quería rebelarse contra él sin saber que se detenía bruscamente en cualquier momento y en presencia de cualquiera sin siquiera reaccionar a los intentos de volverlo en si, él solo se quedaba mirando la nada.
A diferencia de su hermano mayor el joven no continúo estudiando por que su padre decía que ya había invertido mucho en él comprándole el piano que al parecer ya no valoraba.
El negocio de la familia, dos puestos de diarios y un kiosco, había comenzado a prosperar gracias a los esfuerzos de Pedrito, con la esperanza de que su padre no lo hiciera practicar tanto con el piano. En el trabajo era libre; repartía diarios temprano a la mañana antes de ir se al puesto de diarios que tenían a 4 cuadras de la casa, sobre la vereda de un supermercado, lejos del piano. Por las tardes a principio de cada mes, salía a cobrar las cuentas de los diarios en la bicicleta en compañía del perro callejero que había adoptado.
Una tarde, cuando tenia 21, Alsira interrumpió la practica de piano para pedir le a su hijo que fuera a llevar una revista a un cliente, su marido le dijo que se la diera a Luisito para que la llevara, pero la mujer alegando que era demasiado tarde y la dirección muy lejos consiguió que su 2° hijo fuera el que hiciera el trabajo, José se enojo bastante.
Pedrito se tomo su tiempo para ir y volver. Al regresar pensó en pasar por el almacén que había cerca de la casa para comprar le a su hermano menor unos caramelos que en el kiosco de su casa no había. Cuando estaba a 10 metros del lugar y podía ver a los 3 viejos tanos que se sentaban delante del negocio para conversar de futbol, su mente se detuvo.
Despertó en el hospital hablando incoherencias sin entender donde estaba o lo que le decían las enfermeras y médicos.
Con el paso del tiempo comenzó a mejorar pero reaccionaba mal a las visitas que le hacia su padre, se cubría la cabeza y lloraba. En una de las visitas que hacían los 3 tanos al pobre chico contaron a los padres y al doctor que había tenido que operar a Pedrito lo que habían visto; el muchacho se acercaba al almacén en la bicicleta cuando vieron que comenzó a sacudirse, luego se callo. El dueño se acerco, volvió corriendo completamente pálido y llamo a una ambulancia. Uno de los ancianos, Don Naza, dijo que cuando se acerco al pobre vio que tenia los ojos en blanco, había espuma en su boca y actuaba como si no pudiera respirar, también dijo que la cantidad de sangre que había por el suelo lo impresiono.
Los exámenes médicos que le habían echo al joven confirmaron los presentimientos que el doctor tenia desde que escucho a los ancianos y lo que Alsira le había contado de su hijo. El tenía problemas para aprender y se quedaba en blanco por que había nacido con epilepsia.
Con el tiempo Pedrito ya no decía tantas “tonterías”, como llamaba José a lo que decía su hijo, tampoco se ponía tan nervioso en presencia de su padre pero lo que comenzó a hacer hasta el ultimo día de su vida era mover los dedos de sus manos mientras que los tenia apoyadas en sus rodillas, como si estuviera sentado delante del piano.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El tren se acerca Parte 2

Desde que salió del medico hasta que llego a su casa, donde se encontró con su hermana y el marido de ella, Don Enrique Guzmán, no cambio la seria expresión que su rostro había adquirido cuando le dieron la buena noticia. Sin esperar ninguna palabra de su hermana Doña Alcira conto que esperaba a su primer hijo con una enorme sonrisa. Doña Leoncia simplemente se quedo con la misma mirada que tenia hasta ese momento, después de unos momentos en los que se dio cuenta de que su hermana y su cuñado esperaban que dijese algo, conto que ella también estaba embarazada como quien comenta que tiene un nuevo trapo para fregar.
Las hermanas se miraron a los ojos como no lo habían echo desde que su madre las había separado, se conocían demasiado bien como para no darse cuenta de la alegría de una y la amargura de la otra.
A finales de 1957 y con un mes de diferencia ambas hermanas dieron a luz.
Cuando Doña Alcira y Don Enrique llegaron a Buenos Aires vivieron un tiempo en la habitación que anteriormente había ocupado Doña Leoncia en casa de su tía, la joven Alcira se puso a trabajar inmediatamente en la tienda de ropa de Doña Ester, mientras que su marido encontró trabajo en una carpintería cerca de la casa.
Doña Ester se había casado pero jamás había tenido hijos luego el marido murió dejando la sola. Fue cuestión de tiempo para que le tomara cariño a aquella muchacha hija de su cuñada, pero después de todo como no lo iba a hacer si era una “rica chica”. Al cabo de un año la tía postiza le regalo a la pareja un trozo de la propiedad para que edificaran y 5 años después, antes de morir, les dejo todo cuanto poseía. Doña Leoncia se trago aquello como si fuera un bicho aun vivo que peleaba por su vida en la garganta de la mujer mientras que baja lentamente hacia su estomago. Por aquel entonces nadie, salvo, quizás, su hermana, se había dado cuenta de los sentimientos que se gestaban en su interior.
Anabela creció en el seno de una familia muy amorosa, cada vez que se podía le compraban algún juguete que quisiera. A pesar de eso la niña no fue una pequeña malcriada, siempre se dedico por completo a sus estudios y jamás demostró tener ningún tipo de maldad en su corazón. Ayudaba en su casa y cuando aprendió a utilizar la aguja y el hilo se puso a trabajar de vez en cuando junto con su madre en la tienda, siempre y cuando no la llamaran sus amigos para jugar. De todas las personas que la rodeaban a la que siempre quiso más que a nadie era a su prima Carlota.
Carlota tenia una vida completamente diferente a la de su prima, se levantaba bien temprano y limpiaba un poco la casa antes de ir al colegio, no tenia ningún amigo salvo su prima. Desde temprana edad demostró haberse obsesionado con la limpieza. ¿Pero como no iba a suceder eso si la castigaban terriblemente cuando cometía hasta el mas mínimo error? 

martes, 5 de octubre de 2010

Sábado 04 de septiembre de 2010

Me acosté a eso de las 11 p.m. después de bañarme, 30 minutos después estaba durmiendo. Mi cama esta ubicada contra una de las paredes de la habitación, la de mi mamá contra la otra pared y el colchón de Ulises, mi perro, esta en medio.
A veces uno tiene la sensación de cerrar por unos breves instantes los ojos y cuando los vuelve a abrir mira el reloj y se da cuenta de que no pasaron segundos sino horas. Cuando mire el despertador los números en rojo de la pantalla anunciaban la 3.33 a.m.
¡Carajo!
No se por que solo yo los puedo sentir y ver y tocar y oler y espantar y golpear o curar. ¿Por qué ni mi fiel amigo puede, como yo, sentirlo, si apareció delante de él, detrás de mí?
Al principio era una sombra sin forma, humo negro, que gemía y se movía como si una suave brisa soplara en la habitación, estirando hacia mi lo que parecía un brazo. El miedo me tenía paralizada, estaba de espalda a esa cosa, pero no lo suficiente como para no poder desplegar mis alas, solo pude mantenerlo a raya. Intente lastimar a esa cosa con la punta de las plumas como si fueran navajas pero no estaba logrando nada. Intente, no sin algo de dificultad, darme vuelta al mismo tiempo que sacaba mis cuernos; de color negro, como los de una cabra de las montañas están enroscados en espiral, son de hueso macizo. No sirvió de nada y casi no podía moverme, me deje caer en la cama y estire violentamente mi cola con el arpón de la punta firme para atravesarlo pero no lo conseguí, como ya dije; parece estar echo de humo. Continúe intentando defenderme batiendo mis alas.
Por fin pude darme vuelta y aquel espectro o lo que sea había desaparecido. Me levante y fui a la cama de mi mamá buscando refugio, ella sabia que había algo pero no sabia qué, levanto las sabanas y me acosté poniendo mi espalda fría contra su pecho, volví a sacar mis alas y atravesé su cuerpo, nos cubrí con ellas formando un escudo pero mi vieja me obligo a darme vuelta pensando en proteger mi corazón. Al pedo por que esa cosa ataca por la espalda, había aprovechado su momentánea desaparición para tomar una forma completamente definida.
Supongo que la desesperación fue lo que me llevo a saltar le en sima y agarrarlo del cuello que ahora tenia, vi su rostro claramente y parte de su cuerpo; tenia una camiseta común y un pantalón de jean, era alto flaco y pelado. Presione su cuello con ambas manos pero no parecía hacer le nada, comencé a golpear su cabeza contra la repisa que esta sobre la cama de mi vieja y a pesar de que sangraba él no parecía sentir dolor, sin pensarlo apoye mi dedo gordo de la mano derecha sobre la herida de la frente de aquel ser, presione con fuerza y deslice el dedo, la herida se había cerrado.
Desperté en mi cama con el cuerpo mojado de transpiración, de miedo, mire el reloj, 3.40 a.m., solo habían pasado 7 minutos.
Fui al baño, volví a la cama sin apagar la luz del pasillo y convencí a Ulises para que se acostara con migo. A pesar de tenerlo en mis brazos no logre relajarme, no pude volver a dormir en toda la noche por que el miedo se había instalado en mi alma.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El tren se acerca Parte 1


Leoncia Burgos era 15 años mayor que su media hermana Alcira Genebriere. Ambas habían nacido en un pueblo llamado Rivadavia al sur de la provincia de Buenos Aires.
Se levantaban temprano desde que eran chiquitas junto con sus hermanos para hacer las tareas de la granja y luego ir al colegio, ni ellas o sus hermanas pasaron de la primaria. Leoncia como su madre, Doña Evarista, era muy estricta. Cuando uno de ellos hacia una travesura, por más inocente y pequeño que fuera, la madre lo azotaba con un cinturón. Otra de las causas que ameritaba dicho castigo era cometer un error en alguna tarea de la casa o la granja.
Doña Evarista se caso con su segundo esposo, Don Edelmiro, padre de Alcira, 5 años después de que su primer marido, Don Luis, muriera en el hospital por un golpe muy fuerte que se había dado al caer de la escalera del tanque de agua que estaba al fondo del terreno de la casa.
Cuando Leoncia cumplió 20 años se mudo a Buenos Aires para vivir y trabajar con su tía Doña Ester, única hermana de su difunto padre. Aquella tía cincuentona tenía una tienda de ropa en Vicente López a tres cuadras de la estación de trenes. Su madre la había enviado lejos del hogar por que se le estaba haciendo difícil administrar el dinero para que alcanzara para todos.
Al año de haber llegado, Leoncia conoció a un hombre 10 años mayor que ella mientras que viajaba en tren hacia la capital acompañando a su tía. El oficial Bartolomé Díscolo.
Se casaron después de 10 años de noviazgo y de ahorrar hasta el último centavo, simplemente fueron al registro civil y a la iglesia en las fechas fijadas. Doña Ester acompañaba a la novia y la madre y el hermano del oficial lo acompañaban a él. Para aquel momento la casa que estaban construyendo en Martínez, a dos cuadras de la estación del tren, ya estaba terminada, faltaban detalles como pintar y amueblar. Solo tenían la cama matrimonial de madera de la madre del oficial Díscolo y un viejo armario que hacia juego. Aunque el sueldo de policía y el de una costurera de barrio no alcanzaban para mucho, se las ingeniaron para tener la casa amueblada (austeramente) al cabo de 7 años. Comenzaron a ahorrar una vez mas, esta ves con el objetivo de poner un local propio.
Todo parecía ir bien hasta que Doña Leoncia comenzó a sentirse mal, después de una semana no tuvo mas remedio que acudir al medico por que a esas alturas no podía retener nada en el estomago.
Fue en marzo de 1957 teniendo 38 años de edad que Doña Leoncia quedo embarazada de su primer y único hijo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Decapitada

No se que hora era exactamente pero me despertó Ulises, mi perro, que duerme al lado de mi cama, se puso a llorar e medio de un sueño. Mientras que seguía acostada boca arriba, estire la mano por debajo de las mantas para llegar a él y darle unas palmaditas de consuelo, no lo encontré. Sentí que algo se subía a la cama rápidamente, levante un par de centímetros la mirada para ver como la cabeza de Ulises se transformaba en una masa deforme con enormes dientes que podían verse perfectamente a pesar de la completa oscuridad. Me incorpore por completo bastante asustada, todavía no había prendido ninguna luz, y tanteando cada rincón de la cama para asegurarme de que eso se había ido. Me incline sobre el almohadón de mi perro y tantee para saber si seguía ahí; se encontraba dormido, no podía explicar que había sucedido. Me senté en la cama para relajarme un momento y luego acostarme y seguir durmiendo, cuando dirigí mis ojos a la puerta de la habitación y la vi allí parada completamente inmóvil con su vestido blanco brillando en la oscuridad. El terror me invadió cuando vi que no tenía cabeza.
 Estiro una mano en mi dirección y comenzó a acercarse, rápidamente me acosté y me cubrí con las sabanas hasta la cabeza, de repente nacieron en mi espalda un par de alas con las que me protegí. A pesar de ello logre sentir como tocaba con su mano congelada mi pie izquierdo y me hacia doler la cicatriz que tengo ahí.
Desperté sobresaltada de esa pesadilla que no terminaba más, prendí la luz del velador y mire que no hubiera nadie en la habitación, sin embargo, algo se movía cerca de mis pies. Cuando levante las sabanas vi que Ulises estaba durmiendo muy tranquilo con mi pie izquierdo en su boca como chupete. Pensé que eso explicaba la mayor parte del sueño salvo, claro, la mujer decapitada.

Vendetta

Caminaba por una calle de adoquines, el cielo estaba completamente cubierto por nubes que amenazaban con lluvia. Entre en una galería sombría y vieja, gire a la derecha y seguí caminando por un pasillo mas sombrío aun; el piso era de madera y el tapizado de las paredes, digno de una vieja casona inglesa del siglo 18, el diseño era de franjas color verde y rosa pastel a su ves en cada franja se intercalaban 4 dibujos diferentes de ramos de flores, también, había cerca de 20 cuadros ovalados con retratos. No pude ver ninguno de los rostros ya que el reflejo de la tenue luz en el vidrio me lo impedía. Al final del pasillo me esperaba un hombre vestido de traje, estaba al lado de una puerta de madera vieja y con la pintura que se caía, la abrió y me invito a que saliera.
La calle a la que salí no me pareció menos deprimente que la que había al otro lado, la única diferencia era que por ahí si pasaba gente uno o dos hombres cada tanto. De repente me llama la  atención una chica rubia a la que un tipo esta molestando, cruzo y me pongo en medio de los dos para impedir que la golpeara. A pesar de que no soy un buen oponente se aleja. La chica me agrádese que la ayudara con una enorme sonrisa radiante y me pide que la acompañe hasta la casa, en el camino me cuenta que vive con su hermano menor, de 18 años, y con su madre que esta en silla de ruedas. Cuando llegamos me hace pasar, su madre y hermano estaban en el comedor. Aquella mujer no parecía tener más de 50 años, tenia la piel clara y sin arrugas, su cabello castaño estaba salpicado de algunas canas, su sonrisa era muy hermosa pero, de todo su rostro, era el brillo de sus ojos verdes lo que llamaba mas la atención. Su hijo, sentado al otro lado de una pequeña mesa con un servicio de té, aun tenía el rostro de un niño, su rostro era muy parecido al de su madre sobre todo el brillo de sus ojos, la diferencia entre ellos era que el pelo del joven era rubio oscuro. Ahora me doy cuenta de donde saco la sonrisa esta chica.
El comedor en el que se encontraban era pequeño con las paredes pintadas de color verde manzana, parecía muy cómodo ya que había un par de sillas con almohadones gordos de satén rojo oscuro haciendo juego con la madera oscura de la misma, había otras cosas que parecían ser bastante antiguas;  contra una pared se apoyaba un aparador enorme que tenia un mantelito bordado sobre el que a su vez descansaba una colección de botellas de licor de vidrio de diferente tamaño y color cada una con un juego de 6 vasitos, bandejas de plata con sus respectivos servicios de de hechos en porcelana y plata, adornos de cerámica bronce y madera con forma de animales y distinguidas damas y floreros hechos con los mismos materiales que el resto de los artículos que los rodeaban. De las paredes colgaban cuadros con fotografías en color o en blanco y negro y pinturas de diversos tamaños en marcos de madera finamente trabajados. Contra la otra pared había una biblioteca echa de la misma madera que el aparador haciendo juego, en ella se guardaban libros de diversos tamaños y forrados de cuero o tela todos ellos resguardados por puertas con cristales biselados, en medio de la sala se encontraba dominando lo todo un mesa de madera oscura y bien trabajada con un juego de 6 sillas de respaldos altos. Pero lo que mas llamaba la atención era la araña de cristal rosado que colgaba del techo iluminando el crepúsculo que se podía observar por la ventana que estaba detrás de la madre y el hermano de la joven rubia.
No se como fui a parar allí o quienes eran  los 4 hombres que viajaban conmigo en el tranvía tampoco sabia hacia donde precisamente nos dirigíamos. Íbamos lento pasando sobre un puente bajo sobre un rio, en una de las orillas había juncos enormes que se movían un poco por la suave brisa de la tarde, el sol que se ocultaba tenia un intenso color rojo brillante. Comenzamos a entrar en una estación, con andenes de madera, pero no nos detuvimos, seguimos en marcha hasta llegar al pie de una montaña a menos de un kilometro de aquella parada, entramos en una cueva que había al pie de la misma que funcionaba como hangar para estos transportes. Adentro vi la forma mas rara de guardar semejantes maquinas; en el fondo, que era más amplio que la entrada, había una estructura de acero que formaba casilleros de 5 espacios en vertical por 5 en horizontal.
Fui la ultima en bajar del tranvía. De pronto me encontré con que 2 de los hombres que me acompañaban habían degollado y prendido fuego a los otros dos, nada de esto me sorprendió por que yo ya sabia que estaban tomando venganza por lo que años atrás su familia le había echo a la de aquella pobre mujer en silla de ruedas. Camine hasta un pasillo que conducía a un pequeño armario donde encontré a un chico de por lo menos 15 años que se encontraba limpiando una mancha de sangre que podría delatarlos.
Desperté a las 3 de la mañana, me quede boca arriba en la cama, intente volver a dormir pero no pude evitar poner me a pensar en medio de la oscuridad y el silencio de mi habitación, en aquel sueño. Era como una telenovela, salvo por que los villanos terminaban muertos a manos de los que se suponían eran los buenos el argumento no era muy diferente. Lo único que me había parecido extraño era que nadie parecía darse cuenta o no le importara que yo anduviera por ahí en bombacha y musculosa, pensándolo bien a mi tampoco me molesto en los mas mínimo

El mundo de las Manzanas

Esta opinión, más que cuento, se me ocurrió cuando la profesora de cuento (Bejerman) nos dio como tarea el titulo "El mundo de las manzanas". Cuando me avive que tenia tarea por hacer, todavía, pensé... ¿que me sugiere el titulo? Al escucharlo me vinieron varias ideas a la cabeza, la imagen de un dibujito que vi cuando era chica, de Disney (obvio) no participaba ningún personaje conocido solo era un cuento que probablemente tenia que ver con algún momento de la historia de Estados Unidos, lo segundo que se me ocurrió fue la imagen de un campo con arboles de manzana en medio del campo quizás en el Volcán provincia de San Luis.
Lo tercero no fue una imagen solo un gusto dulce en mi boca, recordé el puré con miel que me hacia mi vieja y que aun hoy me hace, por que de vez en cuando le da esa nostalgia que le puede llegar a dar en cualquier momento por cualquier cosa, supongo yo.
Una de las últimas ideas que se me ocurrieron al final fue la sidra. Esa cosa que es en realidad es jugo de manzanas pero fermentado y a mi no me gusta el jugo pero si la sidra que tomo cada navidad y cada año nuevo, lamentablemente debo admitir que con un solo trago ya estoy medio alegre, no quieren saber que tan pesada me puedo poner con más, pero esto debe de ser causa de mi condición de semi abstemia. Semi por que solo tomo 2 veces al año, como ya e dicho.
La última idea que se me ocurrió cuando escuche el titulo fue el pecado original. Cuando Eva le dio de comer al otro salame la manzana lo que adquirieron no fue sabiduría propiamente dicho, sino conocimiento de pudor y probablemente otras cosas como esa, otra de las cosas que se me ocurre es que se dieron cuenta que podían pensar y razonar. No se por que se me ocurre esto, exactamente, pero se que la manzana del árbol que prohibió el señor dios daba libre albedrio cosa que se supone que el que manda y esta en el cielo nos dio pero que al final y al mismo tiempo nos negó.
La biblia es una gran contradicción pero para eso ya no hay solución por que la fe es eso, creer en algo a pesar de todo para que nuestra voluntad no flaquee. La duda que me queda es ¿por que una manzana? ¿Por que no otra fruta? supongo que es algo que jamás sabremos en realidad. Yo por ahora pienso en todo lo que me hizo razonar y pensar un simple titulo, es decir, para donde enfilo mi mente. Curioso ¿no?
Sin embargo, no aconsejo que intenten comprenderme y perdonen mis probables faltas de ortografía.

Lo primero que se me ocurrió en clase

El frio abrazo de la muerte que corre a mí alrededor
a pesar de la calidez que cubre la montaña en verano.
Llega hasta mí el oscuro silencio. Escuchar en vez de
leer lo que se acerca, los movimientos de ese caballo
de suave crin.
El oxigeno a mi alrededor inflama mis
pulmones luego desaparece, dejándome ahogada en el pánico.
Despierto.
Agarro mi mochila y me dirijo al mar en tren por el
campo. Leo un libro, hablo con la gente que hay a mí
alrededor y sueño con el amor.
Llego, frente a mi se encuentra este magnifico
océano mezcla de cielo azul y pradera verde que deja
mis labios mudos.

Vieja de mierda

No era la primera vez que caminaba por esas veredas sin calles, angostas, que formaban un laberinto, donde las paredes eran de nichos y panteones familiares. En algunos de los portales había gente conversando y hasta riendo. A medida que caminaba veía postes con indicaciones como los que te dicen las calles, había pasajes a cielo abierto. En aquellos tramos podía ver el color celeste pálido brillando por el sol y de vez en cuando la copa de un árbol asomando, un poco, sobre la pared. A medida que avanzaba pensaba en un colectivo de color rojo de los viejos, con trompa, de los que ya casi no hay, pero sé que pasaba por ahí.
De repente me encontré parada en el tercer o cuarto escalón de una enorme escalera sin barandas que se encontraba en uno de los lados de un gigantesco recinto, las paredes altas, cubiertas por azulejos blancos, estaban sucios al igual que los vidrios que formaban el techo abovedado. Mire hacia abajo, al final de la escalera, y vi a una vieja de pelo corto enrulado vestida con un polar y un jogging, tiraba de un changuito, me miraba sonriendo. Como un animal asustado sentí que toda mi piel se erizaba y mis orejas se tiraban hacia atrás, curve mis dedos  como si fueran garras, abrí la boca y le enseñe los dientes al tiempo que gruñí. La vieja solo se río y a medida que se iba me decía “te diste cuenta ¿eh?” 
Me levante de la cama con el cuerpo frio pero transpirado, fui al armario, agarre a mi muñeco Jujo y volví a la cama dispuesta a segur durmiendo.
Cuando logre volver a dormir tuve otra pesadilla. No recuerdo donde estaba  ni siquiera sé cómo era el lugar, sólo lo que ocurrió. Tenía que escapar de okaasan (mi vieja), ella tenía un aspecto normal solo que estaba más flaca. Sabia que no la tenía que dejar agarrarme porque me iba a comer, hasta que había acorralado en un rincón elevado, tuve un flash en el que logre ver como era en realidad. Tenia la boca súper ancha con un montón de dientes afilados y una mirada que me dio tanto miedo que desperté asustada.
Un par de días después aleje un poco más mi cama de la de mi vieja, solo fueron un par de centímetros.