A medida que Mel crecía se notaba su inteligencia y carisma pero no su secreta habilidad para manipular a sus padres o la gente que lo rodeaba, Pedro por otro lado no demostraba nada más que una notoria capacidad para distraerse fácilmente.
Cuando Pedro cumplió los 10 años le regalaron un piano por que para ese entonces un medico ya lo había revisado y como no había encontrado ningún problema dijo que no debía ser nada grave, que seguramente mejoraría si aprendía a tocar un instrumento. El muchacho andaba bien al principio a pesar de que le costaba un poco, independientemente de todo, el niño, debía practicar todas las tardes, cuando él terminaba su tarea José se sentaba en una silla que ponía detrás de su hijo para escucharlo practicar teniendo una varilla en las manos, cada vez que Pedro se equivocaba recibía un golpe.
Pedrito tenía 16 y continuaba practicando todas las tardes sin que José se diera cuenta de lo poco que le gustaba a su hijo el piano. Por aquella fecha Mel termino la secundaria con las mejores notas y se disponía a ingresar a la facultad pero más importante que todo eso fue el nacimiento del 3° hijo de la pareja, Luis.
Mientras que Mel solo estudiaba Pedrito estudiaba, trabajaba y, la más importante de todas sus responsabilidades, practicaba sus lecciones de piano, lo que significaba que debía aprender todas las piezas clásicas de los grandes maestros. Un día en medio de una lección se detuvo de improviso, su padre lo golpeo con la varilla sin obtener respuesta por lo que volvió a golpearlo, nada.
Cuando José se levanto violentamente de su asiento Pedrito reacciono, miro a su padre e intento pedirle disculpas por haber dejado de tocar alegando que no sabia que era lo que le había pasado pero era tarde, su padre ya estaba sobre él dando le una paliza. Este tipo de episodios se repitió con cierta frecuencia.
El padre había comenzado a pensar que su hijo quería rebelarse contra él sin saber que se detenía bruscamente en cualquier momento y en presencia de cualquiera sin siquiera reaccionar a los intentos de volverlo en si, él solo se quedaba mirando la nada.
A diferencia de su hermano mayor el joven no continúo estudiando por que su padre decía que ya había invertido mucho en él comprándole el piano que al parecer ya no valoraba.
El negocio de la familia, dos puestos de diarios y un kiosco, había comenzado a prosperar gracias a los esfuerzos de Pedrito, con la esperanza de que su padre no lo hiciera practicar tanto con el piano. En el trabajo era libre; repartía diarios temprano a la mañana antes de ir se al puesto de diarios que tenían a 4 cuadras de la casa, sobre la vereda de un supermercado, lejos del piano. Por las tardes a principio de cada mes, salía a cobrar las cuentas de los diarios en la bicicleta en compañía del perro callejero que había adoptado.
Una tarde, cuando tenia 21, Alsira interrumpió la practica de piano para pedir le a su hijo que fuera a llevar una revista a un cliente, su marido le dijo que se la diera a Luisito para que la llevara, pero la mujer alegando que era demasiado tarde y la dirección muy lejos consiguió que su 2° hijo fuera el que hiciera el trabajo, José se enojo bastante.
Pedrito se tomo su tiempo para ir y volver. Al regresar pensó en pasar por el almacén que había cerca de la casa para comprar le a su hermano menor unos caramelos que en el kiosco de su casa no había. Cuando estaba a 10 metros del lugar y podía ver a los 3 viejos tanos que se sentaban delante del negocio para conversar de futbol, su mente se detuvo.
Despertó en el hospital hablando incoherencias sin entender donde estaba o lo que le decían las enfermeras y médicos.
Con el paso del tiempo comenzó a mejorar pero reaccionaba mal a las visitas que le hacia su padre, se cubría la cabeza y lloraba. En una de las visitas que hacían los 3 tanos al pobre chico contaron a los padres y al doctor que había tenido que operar a Pedrito lo que habían visto; el muchacho se acercaba al almacén en la bicicleta cuando vieron que comenzó a sacudirse, luego se callo. El dueño se acerco, volvió corriendo completamente pálido y llamo a una ambulancia. Uno de los ancianos, Don Naza, dijo que cuando se acerco al pobre vio que tenia los ojos en blanco, había espuma en su boca y actuaba como si no pudiera respirar, también dijo que la cantidad de sangre que había por el suelo lo impresiono.
Los exámenes médicos que le habían echo al joven confirmaron los presentimientos que el doctor tenia desde que escucho a los ancianos y lo que Alsira le había contado de su hijo. El tenía problemas para aprender y se quedaba en blanco por que había nacido con epilepsia.
Con el tiempo Pedrito ya no decía tantas “tonterías”, como llamaba José a lo que decía su hijo, tampoco se ponía tan nervioso en presencia de su padre pero lo que comenzó a hacer hasta el ultimo día de su vida era mover los dedos de sus manos mientras que los tenia apoyadas en sus rodillas, como si estuviera sentado delante del piano.