jueves, 23 de septiembre de 2010

El tren se acerca Parte 1


Leoncia Burgos era 15 años mayor que su media hermana Alcira Genebriere. Ambas habían nacido en un pueblo llamado Rivadavia al sur de la provincia de Buenos Aires.
Se levantaban temprano desde que eran chiquitas junto con sus hermanos para hacer las tareas de la granja y luego ir al colegio, ni ellas o sus hermanas pasaron de la primaria. Leoncia como su madre, Doña Evarista, era muy estricta. Cuando uno de ellos hacia una travesura, por más inocente y pequeño que fuera, la madre lo azotaba con un cinturón. Otra de las causas que ameritaba dicho castigo era cometer un error en alguna tarea de la casa o la granja.
Doña Evarista se caso con su segundo esposo, Don Edelmiro, padre de Alcira, 5 años después de que su primer marido, Don Luis, muriera en el hospital por un golpe muy fuerte que se había dado al caer de la escalera del tanque de agua que estaba al fondo del terreno de la casa.
Cuando Leoncia cumplió 20 años se mudo a Buenos Aires para vivir y trabajar con su tía Doña Ester, única hermana de su difunto padre. Aquella tía cincuentona tenía una tienda de ropa en Vicente López a tres cuadras de la estación de trenes. Su madre la había enviado lejos del hogar por que se le estaba haciendo difícil administrar el dinero para que alcanzara para todos.
Al año de haber llegado, Leoncia conoció a un hombre 10 años mayor que ella mientras que viajaba en tren hacia la capital acompañando a su tía. El oficial Bartolomé Díscolo.
Se casaron después de 10 años de noviazgo y de ahorrar hasta el último centavo, simplemente fueron al registro civil y a la iglesia en las fechas fijadas. Doña Ester acompañaba a la novia y la madre y el hermano del oficial lo acompañaban a él. Para aquel momento la casa que estaban construyendo en Martínez, a dos cuadras de la estación del tren, ya estaba terminada, faltaban detalles como pintar y amueblar. Solo tenían la cama matrimonial de madera de la madre del oficial Díscolo y un viejo armario que hacia juego. Aunque el sueldo de policía y el de una costurera de barrio no alcanzaban para mucho, se las ingeniaron para tener la casa amueblada (austeramente) al cabo de 7 años. Comenzaron a ahorrar una vez mas, esta ves con el objetivo de poner un local propio.
Todo parecía ir bien hasta que Doña Leoncia comenzó a sentirse mal, después de una semana no tuvo mas remedio que acudir al medico por que a esas alturas no podía retener nada en el estomago.
Fue en marzo de 1957 teniendo 38 años de edad que Doña Leoncia quedo embarazada de su primer y único hijo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Decapitada

No se que hora era exactamente pero me despertó Ulises, mi perro, que duerme al lado de mi cama, se puso a llorar e medio de un sueño. Mientras que seguía acostada boca arriba, estire la mano por debajo de las mantas para llegar a él y darle unas palmaditas de consuelo, no lo encontré. Sentí que algo se subía a la cama rápidamente, levante un par de centímetros la mirada para ver como la cabeza de Ulises se transformaba en una masa deforme con enormes dientes que podían verse perfectamente a pesar de la completa oscuridad. Me incorpore por completo bastante asustada, todavía no había prendido ninguna luz, y tanteando cada rincón de la cama para asegurarme de que eso se había ido. Me incline sobre el almohadón de mi perro y tantee para saber si seguía ahí; se encontraba dormido, no podía explicar que había sucedido. Me senté en la cama para relajarme un momento y luego acostarme y seguir durmiendo, cuando dirigí mis ojos a la puerta de la habitación y la vi allí parada completamente inmóvil con su vestido blanco brillando en la oscuridad. El terror me invadió cuando vi que no tenía cabeza.
 Estiro una mano en mi dirección y comenzó a acercarse, rápidamente me acosté y me cubrí con las sabanas hasta la cabeza, de repente nacieron en mi espalda un par de alas con las que me protegí. A pesar de ello logre sentir como tocaba con su mano congelada mi pie izquierdo y me hacia doler la cicatriz que tengo ahí.
Desperté sobresaltada de esa pesadilla que no terminaba más, prendí la luz del velador y mire que no hubiera nadie en la habitación, sin embargo, algo se movía cerca de mis pies. Cuando levante las sabanas vi que Ulises estaba durmiendo muy tranquilo con mi pie izquierdo en su boca como chupete. Pensé que eso explicaba la mayor parte del sueño salvo, claro, la mujer decapitada.

Vendetta

Caminaba por una calle de adoquines, el cielo estaba completamente cubierto por nubes que amenazaban con lluvia. Entre en una galería sombría y vieja, gire a la derecha y seguí caminando por un pasillo mas sombrío aun; el piso era de madera y el tapizado de las paredes, digno de una vieja casona inglesa del siglo 18, el diseño era de franjas color verde y rosa pastel a su ves en cada franja se intercalaban 4 dibujos diferentes de ramos de flores, también, había cerca de 20 cuadros ovalados con retratos. No pude ver ninguno de los rostros ya que el reflejo de la tenue luz en el vidrio me lo impedía. Al final del pasillo me esperaba un hombre vestido de traje, estaba al lado de una puerta de madera vieja y con la pintura que se caía, la abrió y me invito a que saliera.
La calle a la que salí no me pareció menos deprimente que la que había al otro lado, la única diferencia era que por ahí si pasaba gente uno o dos hombres cada tanto. De repente me llama la  atención una chica rubia a la que un tipo esta molestando, cruzo y me pongo en medio de los dos para impedir que la golpeara. A pesar de que no soy un buen oponente se aleja. La chica me agrádese que la ayudara con una enorme sonrisa radiante y me pide que la acompañe hasta la casa, en el camino me cuenta que vive con su hermano menor, de 18 años, y con su madre que esta en silla de ruedas. Cuando llegamos me hace pasar, su madre y hermano estaban en el comedor. Aquella mujer no parecía tener más de 50 años, tenia la piel clara y sin arrugas, su cabello castaño estaba salpicado de algunas canas, su sonrisa era muy hermosa pero, de todo su rostro, era el brillo de sus ojos verdes lo que llamaba mas la atención. Su hijo, sentado al otro lado de una pequeña mesa con un servicio de té, aun tenía el rostro de un niño, su rostro era muy parecido al de su madre sobre todo el brillo de sus ojos, la diferencia entre ellos era que el pelo del joven era rubio oscuro. Ahora me doy cuenta de donde saco la sonrisa esta chica.
El comedor en el que se encontraban era pequeño con las paredes pintadas de color verde manzana, parecía muy cómodo ya que había un par de sillas con almohadones gordos de satén rojo oscuro haciendo juego con la madera oscura de la misma, había otras cosas que parecían ser bastante antiguas;  contra una pared se apoyaba un aparador enorme que tenia un mantelito bordado sobre el que a su vez descansaba una colección de botellas de licor de vidrio de diferente tamaño y color cada una con un juego de 6 vasitos, bandejas de plata con sus respectivos servicios de de hechos en porcelana y plata, adornos de cerámica bronce y madera con forma de animales y distinguidas damas y floreros hechos con los mismos materiales que el resto de los artículos que los rodeaban. De las paredes colgaban cuadros con fotografías en color o en blanco y negro y pinturas de diversos tamaños en marcos de madera finamente trabajados. Contra la otra pared había una biblioteca echa de la misma madera que el aparador haciendo juego, en ella se guardaban libros de diversos tamaños y forrados de cuero o tela todos ellos resguardados por puertas con cristales biselados, en medio de la sala se encontraba dominando lo todo un mesa de madera oscura y bien trabajada con un juego de 6 sillas de respaldos altos. Pero lo que mas llamaba la atención era la araña de cristal rosado que colgaba del techo iluminando el crepúsculo que se podía observar por la ventana que estaba detrás de la madre y el hermano de la joven rubia.
No se como fui a parar allí o quienes eran  los 4 hombres que viajaban conmigo en el tranvía tampoco sabia hacia donde precisamente nos dirigíamos. Íbamos lento pasando sobre un puente bajo sobre un rio, en una de las orillas había juncos enormes que se movían un poco por la suave brisa de la tarde, el sol que se ocultaba tenia un intenso color rojo brillante. Comenzamos a entrar en una estación, con andenes de madera, pero no nos detuvimos, seguimos en marcha hasta llegar al pie de una montaña a menos de un kilometro de aquella parada, entramos en una cueva que había al pie de la misma que funcionaba como hangar para estos transportes. Adentro vi la forma mas rara de guardar semejantes maquinas; en el fondo, que era más amplio que la entrada, había una estructura de acero que formaba casilleros de 5 espacios en vertical por 5 en horizontal.
Fui la ultima en bajar del tranvía. De pronto me encontré con que 2 de los hombres que me acompañaban habían degollado y prendido fuego a los otros dos, nada de esto me sorprendió por que yo ya sabia que estaban tomando venganza por lo que años atrás su familia le había echo a la de aquella pobre mujer en silla de ruedas. Camine hasta un pasillo que conducía a un pequeño armario donde encontré a un chico de por lo menos 15 años que se encontraba limpiando una mancha de sangre que podría delatarlos.
Desperté a las 3 de la mañana, me quede boca arriba en la cama, intente volver a dormir pero no pude evitar poner me a pensar en medio de la oscuridad y el silencio de mi habitación, en aquel sueño. Era como una telenovela, salvo por que los villanos terminaban muertos a manos de los que se suponían eran los buenos el argumento no era muy diferente. Lo único que me había parecido extraño era que nadie parecía darse cuenta o no le importara que yo anduviera por ahí en bombacha y musculosa, pensándolo bien a mi tampoco me molesto en los mas mínimo

El mundo de las Manzanas

Esta opinión, más que cuento, se me ocurrió cuando la profesora de cuento (Bejerman) nos dio como tarea el titulo "El mundo de las manzanas". Cuando me avive que tenia tarea por hacer, todavía, pensé... ¿que me sugiere el titulo? Al escucharlo me vinieron varias ideas a la cabeza, la imagen de un dibujito que vi cuando era chica, de Disney (obvio) no participaba ningún personaje conocido solo era un cuento que probablemente tenia que ver con algún momento de la historia de Estados Unidos, lo segundo que se me ocurrió fue la imagen de un campo con arboles de manzana en medio del campo quizás en el Volcán provincia de San Luis.
Lo tercero no fue una imagen solo un gusto dulce en mi boca, recordé el puré con miel que me hacia mi vieja y que aun hoy me hace, por que de vez en cuando le da esa nostalgia que le puede llegar a dar en cualquier momento por cualquier cosa, supongo yo.
Una de las últimas ideas que se me ocurrieron al final fue la sidra. Esa cosa que es en realidad es jugo de manzanas pero fermentado y a mi no me gusta el jugo pero si la sidra que tomo cada navidad y cada año nuevo, lamentablemente debo admitir que con un solo trago ya estoy medio alegre, no quieren saber que tan pesada me puedo poner con más, pero esto debe de ser causa de mi condición de semi abstemia. Semi por que solo tomo 2 veces al año, como ya e dicho.
La última idea que se me ocurrió cuando escuche el titulo fue el pecado original. Cuando Eva le dio de comer al otro salame la manzana lo que adquirieron no fue sabiduría propiamente dicho, sino conocimiento de pudor y probablemente otras cosas como esa, otra de las cosas que se me ocurre es que se dieron cuenta que podían pensar y razonar. No se por que se me ocurre esto, exactamente, pero se que la manzana del árbol que prohibió el señor dios daba libre albedrio cosa que se supone que el que manda y esta en el cielo nos dio pero que al final y al mismo tiempo nos negó.
La biblia es una gran contradicción pero para eso ya no hay solución por que la fe es eso, creer en algo a pesar de todo para que nuestra voluntad no flaquee. La duda que me queda es ¿por que una manzana? ¿Por que no otra fruta? supongo que es algo que jamás sabremos en realidad. Yo por ahora pienso en todo lo que me hizo razonar y pensar un simple titulo, es decir, para donde enfilo mi mente. Curioso ¿no?
Sin embargo, no aconsejo que intenten comprenderme y perdonen mis probables faltas de ortografía.

Lo primero que se me ocurrió en clase

El frio abrazo de la muerte que corre a mí alrededor
a pesar de la calidez que cubre la montaña en verano.
Llega hasta mí el oscuro silencio. Escuchar en vez de
leer lo que se acerca, los movimientos de ese caballo
de suave crin.
El oxigeno a mi alrededor inflama mis
pulmones luego desaparece, dejándome ahogada en el pánico.
Despierto.
Agarro mi mochila y me dirijo al mar en tren por el
campo. Leo un libro, hablo con la gente que hay a mí
alrededor y sueño con el amor.
Llego, frente a mi se encuentra este magnifico
océano mezcla de cielo azul y pradera verde que deja
mis labios mudos.

Vieja de mierda

No era la primera vez que caminaba por esas veredas sin calles, angostas, que formaban un laberinto, donde las paredes eran de nichos y panteones familiares. En algunos de los portales había gente conversando y hasta riendo. A medida que caminaba veía postes con indicaciones como los que te dicen las calles, había pasajes a cielo abierto. En aquellos tramos podía ver el color celeste pálido brillando por el sol y de vez en cuando la copa de un árbol asomando, un poco, sobre la pared. A medida que avanzaba pensaba en un colectivo de color rojo de los viejos, con trompa, de los que ya casi no hay, pero sé que pasaba por ahí.
De repente me encontré parada en el tercer o cuarto escalón de una enorme escalera sin barandas que se encontraba en uno de los lados de un gigantesco recinto, las paredes altas, cubiertas por azulejos blancos, estaban sucios al igual que los vidrios que formaban el techo abovedado. Mire hacia abajo, al final de la escalera, y vi a una vieja de pelo corto enrulado vestida con un polar y un jogging, tiraba de un changuito, me miraba sonriendo. Como un animal asustado sentí que toda mi piel se erizaba y mis orejas se tiraban hacia atrás, curve mis dedos  como si fueran garras, abrí la boca y le enseñe los dientes al tiempo que gruñí. La vieja solo se río y a medida que se iba me decía “te diste cuenta ¿eh?” 
Me levante de la cama con el cuerpo frio pero transpirado, fui al armario, agarre a mi muñeco Jujo y volví a la cama dispuesta a segur durmiendo.
Cuando logre volver a dormir tuve otra pesadilla. No recuerdo donde estaba  ni siquiera sé cómo era el lugar, sólo lo que ocurrió. Tenía que escapar de okaasan (mi vieja), ella tenía un aspecto normal solo que estaba más flaca. Sabia que no la tenía que dejar agarrarme porque me iba a comer, hasta que había acorralado en un rincón elevado, tuve un flash en el que logre ver como era en realidad. Tenia la boca súper ancha con un montón de dientes afilados y una mirada que me dio tanto miedo que desperté asustada.
Un par de días después aleje un poco más mi cama de la de mi vieja, solo fueron un par de centímetros.